Corre, Francis, corre
Todo había empezado por error, y a partir de esa premisa, todo debería terminar en desastre. Esta fuerte opinión que el Doctor Francis Holmmes tenía sobre la relación entre Daniel Gallardo y Yesid Cáceres era algo más que un arbitrario pronóstico; se trataba de una teoría fundamentada en el conocimiento reciente de esta realidad, a partir de la experiencia.
La forma cómo Francis Holmmes había conocido a Gallardo era ya un mal augurio. Gracias a una jugarreta de Cessair Martínez, Francis no sólo había terminado involucrado con Daniel sino además con Saúl Louis: una dupla bastante desequilibrada, muy a pesar de complementarse. Error. Su primera cita con el paisa había terminado en una reunión de amigos cuando se supone que terminaría con sexo salvaje tè a tè. Ese frío cálculo de Martínez, revelado ahora; meses después, era la prueba de que todo lo que empezaba en caos terminaba en caos, sin importar lo que sucediera en la mitad.
A partir de esa noche Holmmes entró a hacer parte de la vida vertiginosa de Cessair Martínez y sus amigos. Pudo haberse frenado, ante múltiples señales de alerta, pero el estado hipnótico al que lo sometía Cessair le hacía imposible ver más allá de sus narices. Ante los ojos café de Martínez el mundo parecía un vórtice de aventuras y terrenos por descubrir, lo cual enamoraba a Holmmes y lo salvaba de su soledad en aquel puerto exótico. A pesar de haber nacido allí, el médico tenía espirítu citadino; con aires de autosuficiencia, kilómetros de arrogancia y gotas de ateísmo. Se le dificultaba mucho relacionarse con alguien más que Cessair y ‘Ebony & Ivory’ –como llamaba a Daniel y Saúl, respectivamente- ya que compartía con ellos algunos de esos aires, kilómetros y gotas.
El trío, sin embargo, llegaba mucho más allá debido a una locura de cuna compartida y a la desesperación en que los sumía el clima del puerto. Una de esas noches calurosas fue testigo Francis de una escena que quedaría grabada por siempre en su mente. Cessair lo había llevado a su finca, a las afueras del pueblo, siendo acompañados por Saúl y Daniel, por supuesto. Luego de una caminata por los alrededores de la casa campestre Cessair encontró a uno de sus gatos fuera de la casa. Bien sabían los felinos que si esto sucedía sólo podía ocurrir una cosa. Al ver a Cessair, el primer minino intento huir, siendo sujetado por su dueño y lanzado por los aires hasta ir a dar a uno de los campanos de la hacienda. El gato giró como un boomeran y, muerto del susto, quedó pegado de una de las ramas del árbol. Ni siquiera maulló o lloró, sólo permaneció prendado de la rama, presenciando lo que estaba a punto de pasar. Sus otros dos congéneres fueron vistos por Cessair, luego del lanzamiento gatuno, a un lado de la casa, con algo entre sus dientes. Un pájaro había sido cazado por el trío de gatos y era devorado en ese preciso instante. Una vez más Cessair agarró por sorpresa a uno de los animales y, tomando distancia, lo mandó a volar más alto que el anterior, dejándolo en el tejado de la casa. Al tercero lo empezó a perseguir, como si se tratara de una gallina, mientras Daniel y Saúl le gritaban que se calmara y Francis se reía a carcajadas de la persecución. Cessair no logró alcanzar al tercer gato pero corrió tras él por varios minutos e incluso, después de parar, quedó con algunos tics felinos que desconcertaban e intrigaban a Francis. ¿Qué había en este comportamiento insano de Cessair que cautivaba tanto a Francis? Nunca, mientras duró su relación, pudo Francis establecerse este cuestionamiento ni, mucho menos, responderlo.
Pero el hacendado no era el único que se comportaba de forma inusual. Poco a poco había logrado Francis adentrarse en la psicología del personaje más complicado y secretivo del grupo: Saúl Louis. Sí. Saúl Louis no era todo sonrisas y donaire como quería hacerse ver; tenía un lado oscuro y cizañero que convertía cualquier situación en chismes e intrigas noveleras que terminaban en confusión y descontrol.
-Yo soy cáncer… ¿Te digo algo? Yo creo que Cessair se está enamorando de ti… -le comentó aquella vez del trío con Fabrizzio.
-¿Por qué lo dices?
-Nunca lo había visto así. Es la primera vez que viaja desde que te conoció y lo veo cada vez más pensativo sobre tu partida. That’s true love!
Francis creyó cada palabra de Saúl pero quiso corroborarlo indagando con Daniel, quien tenía un perfil un poco más confiable –¡error!- aunque algo alucinógeno.
-…Pues supongo que Cessair sale con otra gente…
-Salía con alguien pero creo que ya no más… -dudó un poco Gallardo- Este tipo con el que salía era también paisa y tu sabes lo que pasa cuando dos paisas se juntan…
-¿Qué pasa?
-Hay plomo
Pero mucho más que esto sabía Daniel Gallardo sobre la anterior relación de Cessair. Los detalles los mantuvo ocultos hasta el final porque su misma naturaleza dispersa le hacía imposible captar con atención las señales. Juan David Mazzo, un frustrado fotógrafo paisa, había sido la verdadera razón de los desvelos de Cessair y, a su vez, una conexión más dentro de la constelación seminal que giraba en la cabeza de Gallardo. Mazzo era compañero de trabajo y ex amante de Yesid Cáceres, vitrinista de una empresa de modas, paisa también, y por entonces amante de Gallardo. A pesar de desconocer todos estos datos, en principio, Francis desconfiaba profundamente de Yesid y de su arrastrado acento montañero. La razón en que basaba su desconfianza y que lo hacía pesimista acerca del futuro de la relación Gallardo-Cáceres no era sólo el intuir cualquier conexión maligna entre los paisas sino, además, en una teoría sobre el origen de estos vendedores culebreros.
Teoría de Holmmes sobre el origen de los paisas
Tras las persecuciones de varias culturas hacia el pueblo judío, su exilio lo lleva a distintos parajes del mundo en donde busca protección y una nueva vida. Las cruzadas generaron la expulsión de judíos de España, yendo estos a dar a variados puntos de la virgen América. Los sefardíes, en particular, salieron en 1492 y se asentaron en varios puntos de la geografía latinoamericana, incluyendo, por supuesto, a Colombia.
Según el Doctor Holmmes los sefardíes, en busca de protección y encubrimiento por parte de la nueva tierra que los acogía, propusieron hacerse al cristianismo y evitar así la espada española que los acechaba desde el viejo mundo. Ubicados en el centro y occidente de los andes colombianos, los sefardíes prometieron ser conversos ejemplares y exacerbar las expresiones católicas más emblemáticas. La adoración a los santos, la persignación constante, las vírgenes, la mojigatería, el embrollo truculento sobre la vida ajena y la deslealtad, fueron algunos de los puntos mejor asimilados por los sefardíes, ya en terrenos latinoamericanos. Estos estigmas se convirtieron en el sello del posteriormente nombrado pueblo paisa, que bien supo combinar el fanatismo católico con algunas de las características base de los judíos: buenos vendedores y negociantes, encantadores de serpientes y dicharacheros.
La cultura antioqueña, autodenominada ‘guerrera’ y emprendedora, tiene sus antecedentes en los pueblos de Andalucía, Cataluña y Extremadura, casualmente los mismos donde estuvieron radicados por decenios los sefardíes. Medellín, capital de Antioquia, recibe su nombre de Medellín de Badajoz, en Extremadura y el municipio de Cáceres, de la provincia de Cáceres en Valdivia. Una población que prefirió ‘aislarse’ entre las montañas, según el Doctor Holmmes, y que usó esos terrenos difíciles para protegerse de la persecución de la que eran víctimas.
Embaucadores, vivaces y, en ocasiones, auto flagelantes, los paisas se convirtieron en objeto de estudio de Francis Holmmes por varios meses, luego de conocer los casos de Cessair Martínez y Yesid Cáceres, dignos exponentes de este origen. En un viaje realizado a España, en el año de 2007, Francis no sólo pudo conocer la geografía donde los sefardíes se establecieron, sino además, en compañía de su hermana Joanna Holmmes, estudiar otros aspectos comunes entre ambas culturas, concluyendo su indiscutible relación. Joanna se encargó de un análisis de la arquitectura y comida de estos pueblos e incluso se trasladó por varios meses a Lisboa, donde también encontró rastros de los sefardíes, atando cabos con la teoría de su hermano mayor.
Francis y Joanna también realizaron bocetos que mostraban la fisionomía típica de los sefardíes, citando apartes de las conversaciones (de comerciantes) y estableciendo puntos de contacto con sus herederos: los paisas.
Gallardo se sumaría años después a la investigación suministrando datos sobre varios individuos de la estirpe antioqueña. Sus hallazgos estarían relacionados más con el tamaño y forma de los penes y en cómo predecirlos, basándose en argumentos arbitrarios que, sin embargo, no fallaban. Gallardo también añadió algunos bocetos al estudio junto a algunas clasificaciones fálicas, elaboradas a partir de la orientación de los penes erectos, que Joanna y el Doctor Holmmes descartarían por su falta de seriedad y por rayar en lo obvio.
Penes paisas. Dibujo a lápiz por Daniel Gallardo
El aporte del Doctor Holmmes, en cuestión de anexos, se orientó por borradores de rasgos faciales presentes en ambos orígenes. Dibujos de cejas, narices y labios, se convirtieron en pruebas irrefutables.
La publicación de La Teoría de Holmmes sobre el origen de los Paisas no se dio nunca gracias a la perdida de gran grueso de la información recolectada en un misterioso incendio. La oposición ejercida por el Gobierno Nacional y, en especial, por el Presidente de turno, fue un gran obstáculo para tal fin. Al parecer, el primer mandatario, de origen paisa, no sólo se sintió ofendido y amenazado por las revelaciones del estudio sino que además vio retratado a su hijo en el capítulo V, llamado ‘Homosexualidad Facultativa: ¿Una herencia sefardí?’
La noche del incendio en el bar fue la misma en que Francis fue notificado del incendio de su estudio, en el norte de Bogotá. Allí se encontraba guardada toda la documentación relacionada con la teoría sobre los sefardíes y adicionalmente escritos de Gallardo, quien había emprendido otra investigación con el ánimo de crear caos político. Los detalles de estas dos investigaciones se perdieron en el fuego. Francis no pudo llegar a tiempo, luego de ser alertado, siendo perseguido durante todo el camino por un misterioso vehículo que sólo se desvió cuando el Doctor recibió esta llamada:
-Daniel, voy en el carro, ¿Qué necesitas?
-Hey, acá está Cessair, ¿Tú sabías?
-Me andan persiguiendo unos manes
-¿Persiguiendo como para comerte o persiguiendo como un gato a un ratón de laboratorio?
-Vienen en un carro detrás de mí
-Por eso, ¿pero quieren comerte o no?
-¡Maldita sea! ¿Cuánto sexo puede tener una persona, Daniel?
Y se escucharon risas al otro lado de la línea. Sin embargo, el tema del que hablaba Francis era más serio del que alcanzaba a imaginar Gallardo; de mente enferma por el sexo. La persecución de la que era víctima el Doctor Holmmes era originada por los documentos que manejaba y que estaba a punto –dejando su ética y reputación a un lado- de publicar. Francis tomó la primera curva de desvío de la avenida, cruzando el puente que daba a una nueva vía que comunicaba hacia el estudio en llamas. Los tipos hicieron lo mismo y lo siguieron a lenta velocidad incluso cuando Francis tuvo que desacelerar para contestar una nueva llamada en su celular.
-Dime que sí
-¿Saúl?
-Dimequemevasaacompañarestanochealbarquevahaberunencuentroentre La que empieza por Té y termina en Leche y Cessair Martínez –dijo casi sin respirar Saúl.
-¿Yesid y Cessair?
-¿Vienes o no?
-Me están persiguiendo
-¿Tu te estás escuchando lo que estás diciendo? Tengo que colgar no tengo muchos minutos, byebyebye.
Los tipos aún lo seguían. El automóvil se le pareció mucho a aquel que Saúl y Daniel habían rayado una noche borrachos. Gracias a Eván se habían colado en una exclusiva fiesta de maricones y con sorpresa se habían topado con Albeiro Rondón, político paisa ex amante de Saúl, y con unos tragos encima habían bajado hasta el parqueadero para escribir, con una tapa de refresco, sobre las puertas de su camioneta polarizada: ‘maricón’ y ‘Albeiro Rondón Presidente’. Logrando su cometido el par se retiró de la fiesta muy amablemente y Evan esperó media hora más simplemente para ver la reacción de Rondón ante la travesura. Francis escuchó, al otro lado de la línea, esa misma risotada molesta que Evan Rincón utilizaba en cualquier situación de triunfo, perversión, burla y hasta felicidad. Era una risa muy sonora, molesta, que imitaba las de las brujas malvadas de las películas de Disney combinada con el desequilibrio mental de una villana de telenovela venezolana.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah, jajajajajajajajaajajajajaGagagagagagaga, -en los gagas iba bajando el tono agudísimo hasta llegar a un barítono – ¡Te vas a morir con la matazón que voy a hacer! – continuó.
-¿Estás con Daniel?
-Me lo acabo de encontrar. ¿Tú no vienes? Esto está divino acá: todos los amantes reunidos. Está Cessair, destruido así y de todo, está La que empieza en Té y termina en Leche ¿La Yamid es?
-Yesid
-Esa misma. ¿Tú te acuerdas del novio tuyo que no sabía leer? ¿Pequé era que se llamaba? ¿Gogó?
-Debes estar con Daniel porque ya se te pegó la cacofonía
-¡Que de lo peort! Ya te lo paso, mi amort
Gallardo no alcanzó a escuchar de nuevo la voz de Francis, quien con dificultad conducía, hablaba por el móvil y vigilaba por el retrovisor a sus persecutores. Tuvo que lanzar el celular hacia la silla del acompañante y recordó la noche en que Evan Rincón le gritó ‘!Corre, Francis corre!’, luego de salir despavorido por una pelea de lesbianas en el bar del pueblo y soltar la risotada malévola que lo caracterizaba. Francis alcanzó a sonreír encontrándose con la imagen de su estudio en llamas y una calle vacía en el retrovisor: la camioneta familiar lo había dejado de seguir. ‘Sefardíes’, fue lo que pensó aún absorto por las llamas. Todos los registros de la Teoría Holmmes sobre el origen de los Paisas quedaron en cenizas y la información que se pudo rescatar fue consignada por Joanna Holmmes, años después, en un libro de recetas de cocina costeña colombiana, publicado en España, en el que utilizó el mensaje subliminal para develar estos secretos. Las historietas que dibujaba su novio, un artista español, también hicieron parte de la campaña de divulgación de la teoría. Títulos como El Tesoro de la Montaña Sefardí –incluyendo alusiones al Centro Comercial El Tesoro, en Medellín- y Los fríjoles mágicos de Alezis Steven, en donde se retrataban apartes de la jerga paisa, con palabras como Tazi (Taxi), Alezis (Alexis), Home (Hombre), Eh Ave María Pues (bastante conocida), Dotor (Como en Doctor Francis Holmmes) Pesi (Pepsi) y Ezito (para expresar Éxito y excito, a la vez) fueron un –valga la redundancia- éxito en Europa del Este y Sudáfrica, donde no se tomaron como material serio de denuncia. A pesar de ello, entre algunos círculos si se estableció la relación paisa-sefardí, sobre todo porque a muchos sí le sonaban estos modismos de la lengua castellana como algo muy judío.
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